jueves, 24 de junio de 2010

Teatro

No, ahora mismo no estoy nerviosa, pero en unas horas, lo estaré. En unas horas me encontraré sobre un escenario, soltando unas cuantas frases escritas en un guión y memorizadas con muchos ensayos, en unas horas seré otra persona, y eso me gusta. Porque quien hace teatro lo sabe, sabe lo que es interpretar a alguien que no eres tú, eso es tan bonito cuando ves al público aplaudir y silbar por tu gran actuación.
Y ¿qué me dices de los nervios de antes de salir a escena? Ese momento en el que te imaginas que toda la obra se te olvida, el momento en que tus ganas por ver si la sala se ha llenado son enormes. Cuando tu profesora, la directora de la Casa Cultural o cualquier otro está hablando y tú no puedes verle. Cuando a los únicos que ves son tus compañeros, tan nerviosos como tú, sonrientes, deseándote un "mucha mierda" con doble dirección. Cuando dicen tu nombre y una sonrisa se dibuja en tu cara... Y el momento clave, cuando la música de entrada comienza a sonar y el telón se va abriendo. Esos nervios para alguien a quien no le guste esto, son horribles, pero cuando sabes sentir a tu personaje, cuando sabes que debes darlo todo por aparentarle y que no se note que eres tú realmente, ese sentimiento, esos nervios, son la cosa más preciosa que te puede ocurrir. Y entonces sales al escenario con tu primera frase de entrada, con tus nervios en su sitio, y tu orgullo por los cielos. Con la energía acumulada. Y esos nervios se van perdiendo, pero la sensación no. De repente algo se te olvida, crees que es el fin del mundo, pero entonces ves a tu apuntadora y dices "venga... si me lo sé..." y lo sueltas, así, con ganas. Y de pronto te encuentras saludando, sonriendo, orgullosa, feliz... De pronto ves que tu personaje ficticio, se ha hecho real, dentro de ti.

Eso es teatro, quien lo conoció, lo sabe.

- A Mayte cuervo, con todo mi cariño y mi ilusión.

Gracias por ser una profesora excepcional, por aguantarme todos estos años y los que te quedan por aguantarme (que no te libras de mí tan fácilmente) Por todas las Obras compartidas, todo el cariño, y las ganas de meterse en un personaje a través del teatro. Gracias por estos cinco o seis años aprendiendo de tu mano. Prometo que si algún día llego a algo grande, te nombraré la primera de todas; "Gracias a Mayte, Mayte Cuervo, por todos los años a su lado y por hacer de mí lo que soy”, ¿te imaginas?

Siempre contigo, Carmen del Corral Díez.

PD: Sería genial que leyeras esto algún día delante de todos, pero aunque no lo hagas, léelo de vez en cuando y acuérdate de tu pequeña alumna.

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