
Cuando el espectador acude a presenciar un espectáculo, su estado de relax y concentración quizá le impide ver el antes y el después de los actos que se van sucediendo a lo largo de la función. Pero si tras la bajada del telón imagina el pasado y el futuro de los personajes que intervienen, será que su respuesta emocional a la pantomima vivida ha sido tocada por la vara mágica de los prestidigitadores de la farsa teatral.
Probablemente, nunca llegaréis a conocer con total certeza la enjundia de la historia, pero esa es precisamente la magia del espectáculo: con vuestro poder emocional habréis creado tantas verdades como actores, más técnicos, más butacas ocupadas, más uno.
El espectáculo ofrecido por COVAL, durante el pasado día 25 de junio fue precisamente eso: la confirmación de que hacer del drama real una manera de crear ilusiones, os hace aún más grandes.
Alguien que lo vivió sin estar presente.
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